El día de hoy voy a hablar de un juego llamado Imperivm, un juego de estrategia en tiempo real basado en hechos reales, relatando varias batallas y otras escaramuzas incluyendo dos facciones bien importantes: La Gala y la Romana.
El juego nos presenta un modo aventura en el que hay varias para elegir. “Defensores” es un pequeño minijuego que consiste en darnos un conjunto de tropas y aguantar una primera oleada de enemigos. Tras superarla se nos dará a elegir uno de tres premios y, a partir de ahí, superar oleada tras oleada y recibir bonificaciones.
El trono de dacia es una única misión muy completa en la que controlaremos a un hombre despojado de su reino y obligado a ser poco más que un esclavo. Empezando con este campesino desde cero (sin forma de luchar como tal) debemos ir haciendo ciertas tareas para los romanos para ir ganando rangos, empezando siendo un legionario de otros tantos hasta al final tener nuestra propia ciudad.
Este escenario no es recomendable para empezar. Las misiones no serán del todo sencillas, y no tenemos héroes para comandar ejércitos (lo que se traduce en que si tenemos grupos heterogéneos de soldados los más rápidos llegarán antes allá a donde hagamos click).
Invaders es un minijuegos que hace referencia al Space invaders. Enemigos avanzarán como en el juego mencionado y nosotros manejando una simple unidad (aunque con un tipo de disparo un tanto curioso) eliminaremos oleadas de estos enemigos. Aprendizaje es el tutorial, recomendable para los que jamás hayan pisado este género, pero para el resto no hay demasiado que enseñar, ya que este juego en esencia es de un fácil manejo.
Por último está el llamado “Imperium-aventura” que corresponde al auténtico modo campaña del juego, y es el que más me voy a centrar para esta entrada. Un modo bastante largo que llevará bastantes horas superar en el que el juego intenta escalonar la dificultad sobretodo por el método de llevarlo a cabo, desde ir en solitario a comandar ejércitos y a gobernar ciudades.
La historia empieza con Lárax, un galo que ha perdido a su esposa a mano de los teutones. Tras realizar un pacto con una diosa este recibe una piedra que le garantiza de poderes sobrehumanos, algo que veremos nada más empezar ya que media docena de teutones van a por nosotros y a por un druida en otra parte.
Tras eliminar fácilmente a estas pequeñas molestias rescataremos al druida de un fatal desenlace, el cual se nos unirá pudiendo curar cualquier herida que hayamos sufrido. En este punto se nos dirá a donde debemos ir (con indicaciones “!” en el mapa del juego), por lo que avanzaremos hasta ese punto no sin antes eliminar a algún que otro jinete teutón por el camino.
Tanto Lárax como el druida son personajes principales, lo que significa que no pueden morir bajo ninguna circunstancias. Esto supone un problema, aunque no es nada nuevo ya que en muchos juegos con protagonistas pasa así. En el caso de Lárax es muy difícil que caiga en combate, ya que por ser un héroe sus puntos de salud son muy altos; por otro lado el druida tiene muy pocos puntos de salud y no se puede curar a si mismo, algo a tener muy en cuenta.
Avanzando hasta una ciudad arrasada por teutones en la que apenas hay supervivientes y, tras continuar por un camino hasta una ciudad que si salvaremos de la destrucción, contaremos con algunas tropas e incluso un 2º personaje que se unirá al primero. Estos personajes son generales, por lo que podemos seleccionar a los distintos soldados y hacer click sobre el general para que este los comande.
Esto tiene varias utilidades; la primera es que se aprovecharán de la experiencia del héroe para incrementar su fuerza, y la segunda que irán en formación, por lo que si llevamos varios jinetes y un puñado de arqueros todos irán a la velocidad de estos últimos, incluido el héroe (que va a caballo).
Debemos tener en cuenta que la piedra que nos ha dado la diosa es un objeto que aparece en el inventario de Larax. Esta piedra no dura de forma infinita, sino que al hacer doble click en ella se activará durante unos minutos y luego se consumirá, necesitando un buen rato para poder reutilizarla.
Es muy importante fijarse en este objeto: activarlo aumentará la fuerza del protagonista considerablemente, siendo así la diferencia entre superar la escaramuza o que muera en manos de los diversos jinetes teutones que moran por todo el juego.
Una vez completado el último objetivo de ese mapa viajaremos a otro de forma inmediata, sin pasar por ningún tipo de menú o de letrero de victoria. En su lugar el juego nos quiere presentar una aventura que va sucediendo de forma continua, tan solo detenida por una “cinemática” (seguimos dentro del juego como tal, pero los personajes actúan por su cuenta) y avanzamos al siguiente escenario (incluso, si no nos fijamos, tal vez ni nos demos cuenta que estemos en un mapa distinto).
Principalmente iremos con Lárax en solitario, realizando tareas y misiones, pero a veces en esas misiones se nos pide eliminar a ciertos enemigos, cosa que no podremos solos. Para ello el personaje con el que hemos hablado nos va a garantizar una serie de tropas, o bien prefijadas o bien nos preguntará si queremos esta u aquella tropa.
Como es habitual en juegos basados en esta época, los soldados tienen ventajas y desventajas frente a ciertas unidades. En cuanto a la variedad hablamos de unas pocos tipos de unidades de distintas, desde guerreros básicos, arqueros, jinetes, hombres con hacha... Puesto que en muchas de estas misiones los grupos son fijos nos sirve para aprender como combaten cada uno de ellos para futuras decisiones.
En este punto hay que hacer un gran inciso; en muchas ocasiones se nos pedirá defender una ciudad del asalto de los teutones (el juego recalca que son muchos y que están por todas partes). Al darnos a un grupo de 30 guerreros con hacha, veremos que esos teutones caen como moscas y sin nosotros sufrir apenas bajas. Pronto aparecerán más, y más y aún más. Debemos armarnos de paciencia ya que parecerán infinitos pero no lo son (también en partes depende de que decisiones hayamos tomado).
A lo largo de otras misiones el número de unidades no será suficiente; o bien el enemigo es más fuerte o tal vez se nos ha pedido una tarea como puede ser eliminar a unos chamanes que para nuestra desgracia conocen técnicas para envenenar a nuestro ejército con unos pocos de ellos. En casos así el juego puede concedernos más tropas de forma automática (estos soldados avanzarán a nuestra posición y se unirán al héroe) o tal vez debemos ir al personaje y decirle que necesitamos más.
Tal vez el hecho de tener tropas “infinitas” pueda hacernos ver que el juego es fácil, pero nada más lejos de la realidad. Regresar a por más tropas puede llevarnos algunos minutos de juegos, así que mejor que perder nuestro tiempo es pensar en una manera más óptima de aprovechar lo que tenemos (y es que a veces necesitamos más de nuestro ingenio que de nuestra fuerza bruta).
Por regla general no debemos preocuparnos de recolectar ninguna especie de recurso, pero hay uno que se hará presente (el juego nos dejará claro lo importante que es) y este consiste en la comida. En este nivel en concreto la comida hará un papel importante, y es que cuando los soldados estén sin alimentos que llevarse a la boca un sonido característico se escuchará (y en el mapa se verá un icono indicador) y la salud de nuestros soldados se resentirá.
Gracias a este nivel aprenderemos como podemos llevar mulas cargadas con comida de una aldea a una fortaleza, para luego desde esa fortaleza llevar una mula de 1000 unidades de comida (de tenerlas) y hacer que siga al héroe para que las tropas se abastezcan a medida que lo necesiten.
Llegado a un punto más avanzado del juego daremos el último gran paso; se nos va a conceder nuestra propia ciudad para nosotros solos y jugaremos más al estilo de lo que podría ser un RTS más clásico: reclutar tropas, investigar mejoras y conquistar a los enemigos.
Tan solo existen tres recursos, ambos se producen de forma automática en la ciudad y las aldeas, pero es importante saber gestionarlas siendo más difíciles de conseguir de lo que en un primer vistazo pueda parecer.
El primer recurso, como es natural, es el oro. Con él reclutaremos las distintas tropas, mejoraremos la taberna para que nuestros soldados tengan ciertas ventajas iniciales y otra clase de utilidades. El segundo es la comida, algo que básicamente sirve para alimentar a los soldados, tanto si están en la ciudad como si estamos pateando el mapa. El tercer recurso lo forma la población; el número de aldeanos en la ciudad determinará lo rápido que se genera el oro; por su parte el número de aldeanos que tengamos en una aldea generará comida más rápido.
Con esto debemos gestionar sabiamente los recursos. Si tenemos mucho oro y reclutamos muchas unidades en muy poco tiempo tendremos un gran ejército, pero reduciremos tanto la población que si al atacar al enemigo nos matan a esos soldados necesitaremos mucho tiempo en volver a tener dinero suficiente para crear otro ejército de ese calibre. Si reclutamos mucho y decidimos dejarlos defendiendo (para aprovechar las múltiples ventajas) la comida puede escasear y con ello tener 200 soldados pero que apenas tengan un 20% de vida, pudiendo ser eliminados con mucha facilidad por un pequeño grupo de 40 enemigos.
Las ciudades como tal se diferencian mucho a los de los RTS. No fabricamos los edificios sino que estos vienen de serie junto al centro de la ciudad y una serie de murallas y torretas defensivas, así como un puñado de puertas por las que podemos entrar y salir. Si tenemos aunque solo sea 1 soldados dentro de la ciudad todas las torretas dispararán flechas a atacantes enemigos (no recomendable dejar tan solo 1 soldado).
Para asaltar al enemigo debemos usar unidades de asedio. Como no las fabricamos como tal los propios soldados pueden formarlas. Seleccionando a 10 de ellos y haciendo click en la opción adecuada empezarán a formar una catapulta capaz de destruir la puerta (también podemos destruir torretas, pero no suele salir rentable, son demasiadas). Una vez dentro del corazón de la ciudad, todas las unidades que estuvieran ahí metidas saldrán a pelear, haciendo que las torretas de las murallas ya no disparen.
Cada héroe/personaje (siempre irán a caballo los que puedan) son capaces de dirigir a un máximo de 50 unidades, aprendiendo de la experiencia del mismo. Así si el héroe tiene nivel 50 y las unidades solo nivel 1 subirán al menos hasta el nivel 20-25.
Esto del nivel es muy importante, y es que aunque el juego no lo indica (los valores de ataque y defensa no varían, aunque si un poco la salud) una unidad de nivel 5 ganará a una de nivel 1, y 10 legionarios de nivel 50 pueden vencer a 50 legionarios de nivel 10.
Desgraciadamente, el tema de los niveles va demasiado lejos. Lárax, el protagonista indiscutible alcanzará unos niveles desorbitados, y si bien los enemigos tendrán un nivel acorde (más bajo por lo que serán más débiles, pero normalmente serán más enemigos) el gran problema viene si tenemos mucho dinero y querríamos contratar a otros generales para poder hacer un asalto a una ciudad con algo más que 50 tropas.
Ese general vendrá al nivel 1 y sus 50 soldados al nivel 1. ¿Y que puede ocurrir si 50 soldados de nivel 1 se enfrentan a los ligeramente potenciados del enemigo? Que mueren con suma facilidad; por esto el juego prácticamente nos obliga a utilizar a Lárax para todo y reservar a los soldados para tareas menores como reclamar aldeas desprotegidas o defender la ciudad principal.
Aún con esta pega, el juego en si es muy entretenido, hace falta una buena gestión de recursos (no así su obtención al ser automática) para superar las distintas batallas que se nos presentan. Desde esos niveles con simples teutones por todas partes hasta llegar a enfrentarnos a las mismísimas legiones del César; y tal vez no estemos solos, otros personajes importantes con un nivel adecuado nos ayudarán, bien manejados por la IA o bien bajo nuestro control.
Hay muchas cosas que no he mencionado, como por ejemplo los fuertes en los que podemos guarecernos de los enemigos, a menos que estos coloquen sus armas de asedio (si el fuerte sufre demasiados daños las unidades en su interior empezarán a morir) así como campamentos teutones que de conquistarlos se nos ofrecerán jinetes y arqueros cada X tiempo (hasta un límite de unidades).
Y claro está: el modo escaramuza, que no tiene demasiado para ser comentada, salvo el hecho de que existen batallas especiales como en la que en los distintos fuertes neutrales (protegidos por un puñado de soldados neutrales) que al conquistarlo se nos regenerarán soldados automáticamente con el paso de tiempo (algo que no ocurre en otros escenarios ni en el juego original).
RESUMEN:
Juego: Imperivm
Género: Estrategia en tiempo real.
Pros: El modo campaña es progresivo: Empezaremos con un único héroe que recoge a media docena de soldados perdidos; más adelante llevaremos grupos de 10 o 15 soldados; luego se nos empezarán a dar el control de 25 o 30, más adelante se nos concederá el control de 50 soldados, y finalmente reclutaremos nuestros propios hombres. Las "misiones" son importantes y divertidas de hacer, no resultado siempre tarea sencilla hacerlas sino que hace falta usar un poco más la cabeza que no solo pulsar el ratón sin más. Aunque parezca que el ejército enemigo nunca se acaba no es así y, en el caso de las ciudades, capturar aldeas de comida es suficiente para que sus ejércitos se debiliten por el hambre (haciendo su conquista un juego de niños).
Contras: Cada jefe Normando que se construya tendrá más nivel que el anterior; en niveles largos un jefe normando enemigo puede llegar a alcanzar el nivel 80, llegando a ser una unidad tan poderosa que ni siquiera enviando 50 hombres contra él podamos derrotarlo. Lárax es el héroe que controlamos en todo el juego y que no puede morir; con él podemos derrotar a quien sea, pero por otra parte contratar a otros héroes es una pérdida de tiempo ya que estos serán derrotados por quien sea.
1 comentario:
Tiene pinta el juego!
Publicar un comentario