Al inicio, tenemos dos campañas para elegir, aunque el juego nos recomiendo jugar primero la campaña 1 porque es más fácil. Según la campaña elegida jugaremos con un bando o con el otro.
Lo que más llama la atención de este juego ya desde su comienzo, es por los bandos que tiene. A diferencia de otros juegos en donde los dos bandos se manejan y juegan bajo las mismas reglas, en este juego tan curioso cada bando tiene una gran peculiaridad. Uno de los dos bandos pelea en tierra firme. Construyendo sus edificios a lo largo de la tierra disponible, y creando otros edificios que pueden levantar la tierra para poder expandirte y así construir más. El otro bando, en cambio, lo hace bajo el agua, desplegando sus edificios bajo el agua y bajando la tierra para así poder expandirse por su lado.
Al empezar a jugar, y habiendo elegido bando, empezaremos con un vehículo oruga (si jugamos con el bando terrestre), ese vehículo se desplegará en un productor de energía que subirá nuestros recursos y que en su radio de acción podemos desplegar otros vehículos como esos y otros edificios.
Los edificios son variados, y cada uno tiene su uso. Por ejemplo, torretas defensivas para evitar ataques enemigos, factorías para fabricar nuestras unidades…
Esos edificios necesitan energía, dada por nuestra central energética, si la destruyen no funcionarán. Del mismo modo, aparte de energía ganaremos recursos para poder fabricar los edificios en mayor número, pero teniendo en cuenta que cuantos más edificios dependan de nuestras centrales energéticas, más bajará nuestros recursos, por esa razón no conviene poner edificios a diestro y siniestro tan solo porque tengamos mucho dinero. Una vez desplegadas una o más factorías, podemos empezar a fabricar unidades. A diferencia de otros juegos en donde con una factoría tenemos acceso a muchas unidades, tener una factoría tendrá acceso a la construcción de un grupo de unidades (se mueven en grupos de 4). Por esa razón, hasta que nuestro grupo de unidades no haya sido destruido, no podremos construir otro. Por cada factoría podemos tener un grupo de unidades en juego.
Las unidades son medio-naves futuristas, se mueven por tierra pero más adelante podremos hacer que se cambian a modo de nave y así volar. Por aire son mucho más rápidas, aunque son más vulnerables y menos controlables.
Eso le da diversidad al juego, ya que con un solo tipo de unidad podremos emplearlas como unidades terrestres o aéreas, aprovechando las habilidades innatas de cada formación de la nave.
Nuestras centrales energéticas tienen una opción que puede ser activada, que consiste en levantar la tierra, para que el agua no nos estorbe, ya que además de fabricar edificios, los nuestros sufrirán daños si permanecen demasiado tiempo bajo el agua.
El otro bando posee unidades, vehículos y edificios similares a los nuestros, con la diferencia de que construyen todo bajo el agua. Las unidades luchan en superficie e incluso en el aire tal y como los nuestros. En el juego además, existen otras cosas, como cristales que están ocultos en la tierra y que tras excavar un poco encontraremos y recolectaremos, esos cristales nos añadirán algunas opciones o poderes especiales que podremos usar contra nuestro enemigo.
Un claro ejemplo es un potente misil que tras lanzarlo caerá en el punto elegido y explosionará dañando edificios y/o unidades. Un buen detalle que incorporaron al juego es la onda expansiva de la explosión, la cual se verá como va pasando y deformando un poco la tierra y si hay objetos como piedras o rocas de poco tamaño los moverá.
RESUMEN:
Juego: Perimeter 2
Género: Estrategia en tiempo real.
Pros: Una idea muy simple desarrollada de un modo complejo. Una lucha épica entre la tierra y el mar en donde el terreno puede aumentar o menguar.
Contras: Cuando construyes en tierra, es muy difícil determinar que terreno es apto para construir y cual no.
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